Jared French había nacido en Ossining, Nueva York, el 5 de febrero de 1905, un año después que Cadmus, lo que le
convertía en alguien de su misma generación. French llego a ser la persona más
cercana e influyente en la vida de Paul y, posiblemente también la más admirada
por él. Fue quien primero le habló de utilizar las técnicas del temple al huevo
y le convenció para dedicarse en cuerpo y alma a la pintura artística.
MÁS QUE AMIGOS
Al cumplir los
veinte, French consigue graduarse en el Amherst College, donde conoce a Paul
Cadmus, y poco después consigue un trabajo en Wall Street. Los dos forman una
pareja sentimental que dura unos pocos años, hasta regresar de la estancia en
Europa que ambos llevan a cabo juntos, en el año 1933. A partir de entonces,
French se convierte en miembro privilegiado del círculo creado en torno a
Cadmus. Incluso después de su extraña y sorprendente boda con la artista
Margaret Hoening, Jared siguió siendo el gran amigo y colaborador de Cadmus. Hasta
crearon los tres juntos el proyecto PaJaMa, cuyo nombre responde a los
acrónimos de Paul, Jared y Margaret, aportando un testimonio gráfico de intensa
actividad creativa.
PRIMEROS PASOS
Al igual que Cadmus, French se
especializó desde muy joven en la pintura de gran formato. Sus murales, diáfanos
y sugerentes, llenaron las paredes de algunos edificios públicos importantes, como la Oficina Postal de de Plymouth,
Pennsylvania, por iniciativa del Departamento del Tesoro americano. Esta primera etapa se caracteriza por su
realismo, hasta el punto de alcanzar un enorme parecido con los cuadros de su
íntimo amigo Paul Cadmus.
Pero pronto la pintura de French
va evolucionando hasta convertirse en sello de identidad de este artista. Su obsesión por el
arte clásico le lleva a utilizar como modelo las figuras estereotipadas y
rígidas de la estatuaria griega arcaica,
que interpreta de una manera peculiar. Igualmente, sus cuadros empiezan
a contagiarse de un intenso simbolismo, basado en las teorías surrealistas de
origen 'junguiano', que el pintor descubre y hace suyas. Así, crea una serie de
obras en las que aparecen figuras –algunos desnudos masculinos- que, más que un
ideal homoerótico, representan la memoria ancestral del ser humano; lo que Carl
Jung designaba como ‘inconsciente colectivo’. De esta forma, en sus cuadros French llegó a
ensamblar admirablemente sus ideas sobre la sexualidad con la
teoría del subconsciente.
Piero della Francesca: Bautismo de Cristo (s. XV)
Jared French: Washing the White Blood from Daniel Boone (s. XX)
UN ARTE CLÁSICO
Aunque Jared French nunca explicó a las claras su concepto de pintura, es evidente que, al igual que sus colegas y amantes
Cadmus y Tooker, no pudo escapar al influjo del Renacimiento, especialmente al
de los primitivos maestros, como
Mantegna y Piero della Francesca. En cierta forma, a pesar de la
modernidad que desprende su pintura, los cuadros de French son, tanto en la
técnica como en la composición, irremisiblemente clasicistas. Como hizo Della Francesca, French
a veces utiliza la expresión lineal, con ausencia de perspectiva, para definir el rapto espiritual de las figuras.
Un claro paralelismo compositivo se
detecta, por ejemplo, entre el cuadro de French titulado Washing the White Blood from Daniel Boone
(1939) y El Bautismo de Cristo (1448-50) de Piero della Francesca. En
este caso, la figura de Cristo ha sido sustituida por Boone, y los indígenas
americanos remedan a los cristianos bautizados por San Juan. El parecido es sorprendente.
Como también lo es entre los bañistas de State Park (1946) o los
desnudos de Learning (1946) y las estatuas de los kouroi griegos.
Como hemos visto, la pintura de French
se aparta abiertamente de la de Cadmus, ya que abandona la sátira como vehículo
crítico, para ahondar en el subconsciente humano. Sin embargo, sólo conocemos
una declaración pública o explícita de French sobre su pensamiento acerca de su propio arte: “Mi obra –dijo
en una ocasión- ha tenido que ver desde mucho tiempo con la representación de
diversos aspectos relativos al hombre y su universo. Al principio, concernía
principalmente a su aspecto físico y su universo físico. Gradualmente empecé a
representar aspectos de su psique, hasta que en The Sea (1946) y Evasion (1947), mostré muy
claramente mi interés por la realidad interior del hombre.”
SÍMBOLISMO SURREALISTA
Así, en la mayor parte de los
cuadros de French hallamos representadas distintas figuras planas, rígidas
e inexpresivas, mujeres y hombres –éstos
por lo general desnudos- pintados como estatuas sobre fondos austeros de
espacios abiertos o plazas. Pero, a pesar de este hieratismo, la precisión técnica de estas obras es tal que
las hace sumamente atractivas a los ojos del espectador que, en su mente, reaviva
la imaginación de forma sorprendente.
El análisis de algunos cuadros de
Jared French nos llevará a comprender de inmediato su capacidad para conectar sexualidad y antropología, expresando así la concepción que el artista tiene del mundo que le rodea. Por ejemplo, en el cuadro a témpera ya citado, Washing the White Blood from
Daniel Boone, un grupo de nativos indios lavan simbólicamente la sangre
del occidental Daniel Boone para hacerle parte del inconsciente colectivo,
representado aquí en la cultura de los indios que, si se la compara con la del
mundo occidental, es de origen arcaico.
Jared French: Woman (1947)
Jared French, Crew (1951)
SEXUALIDAD Y SUBCONSCIENTE
Pero, además, la metamorfosis
experimentada en la figura de Boone incluye un despertar de la sexualidad.
Boone aparece de pie, en el centro, abierto de brazos, llevando un apretado slip
color rosa que acentúa su femineidad, y rodeado de musculosos nativos indios.
Explorando el concepto junguiano de anima,
vemos como puede representarse así la represión de lo femenino en el hombre.
Similar metalenguaje reaparece en otras pinturas de French, como el caso de la titulada Woman (1947), donde una figura femenina emerge mágicamente del mar, el fondo, como símbolo del subconsciente. Tras su extraña aparición, la figura se multiplica físicamente. Con ello, French evoca el poder misterioso del anima en las diferentes posibilidades que esta puede ofrecer. En algunas pinturas de French, como el caso de la titulada Women and Boys (1944), una figura femenina aparece rodeada de tres hombres, que representan distintos estadios en la psique del ser humano relativos a diferentes categorías de tipo sexual.
Similar metalenguaje reaparece en otras pinturas de French, como el caso de la titulada Woman (1947), donde una figura femenina emerge mágicamente del mar, el fondo, como símbolo del subconsciente. Tras su extraña aparición, la figura se multiplica físicamente. Con ello, French evoca el poder misterioso del anima en las diferentes posibilidades que esta puede ofrecer. En algunas pinturas de French, como el caso de la titulada Women and Boys (1944), una figura femenina aparece rodeada de tres hombres, que representan distintos estadios en la psique del ser humano relativos a diferentes categorías de tipo sexual.
La sexualidad, en sus diferentes
posibilidades –también lo homosexual y lo bisexual- está presente en gran parte
de la obra de Jared French. Cuadros celebres suyos, por la carga homoerótica
que contienen, son Crew (1941), Coup de pied (1953) y The
Rope (1954), y otros menos conocidos, como Face to Face (sin fecha), Monk's Dream (1932), Strange
Man (1943) o Mirror (1950) son claros exponentes
de una manera peculiar de pintar, simple en apariencia, pero a veces compleja, siempre sensual y sugerente. Es lo que ocurre, por ejemplo, en
el cuadro Evasion (1947), donde French consigue reflejar la tensión de la
homosexualidad en la sociedad de su tiempo, usando figuras desnudas y vestidas
en posturas de extremo recogimiento, denotando represión.
Jared French: The Double (1946)
EL DOBLE
Para comprender toda la magia y el misterio
que se esconden tras la pintura de Jared French, detengámonos en la que, sin
duda, es el más conocida de todas y que
lleva por título el de The Double (El Doble), pintado en el año 1946. Delante
de un impreciso horizonte azul -bajo el cual se perciben, a la izquierda unos edificios
industriales, que contrastan con un bosque a la derecha- aparecen cuatro figuras en distintos planos. Al fondo, a la
izquierda, de pie, una hierática y
enlutada señora con parasol, llevando en la otra mano un salvavidas, mira de
frente. A la derecha, también de frente, aunque en un plano más cercano al
espectador, dos hombres, uno de raza blanca, arrodillado, con sombrero y jersey
de cuello alto, y a su izquierda, sentado sobre una valla, un hombre de color.
Por último, en un primer plano, de perfil, un hombre desnudo emerge de una fosa.
Se trata de una composición cuya
pieza clave, aunque no lo parezca, es el hombre de color. La señora de negro,
tocada con sombrero y una pluma de evidente simbología fálica, representa a Eros
y Thánatos, la muerte y el sexo. El hombre desnudo, saliendo de la fosa, es el
triunfo de la juventud, la resurrección del subconsciente del hombre frente a
la muerte. El joven arrodillado es el único de los cuatro que mira,
inocentemente, pero no puede participar. Representa al complejo de Edipo, o,
probablemente, a la incapacidad del ser humano ante los acontecimientos; la impotencia y la sobreprotección.
Como dijimos, la figura clave es el
hombre de color. Para French representa la consciencia solar. Es una figura
semidesnuda, sentada en la valla, que indica el lugar que media entre la
consciencia y el subconsciente. Su negra piel no aparece tocada por la luz del
sol, lo que indica que está plenamente poseído de conciencia, en contraposición
a la palidez del hombre que, inconsciente, sale de la tumba.
Por encima del aparente guiño racista inherente al uso
del negro, algo que utiliza Jung comúnmente para alimentar sus teorías
psicoanalíticas, French elabora su propia mitología, una mitología que crea espacios
sorprendentes de misterio e inquietante revelación.
GIRO DE TUERCA
Hacia mediados de los sesenta, French
introduce un nuevo cambio, esta vez radical, en las pinturas que realiza. Empieza
a dibujar criaturas fantásticas que, a primera vista, recuerdan extrañas
formaciones rocosas, pero que, en una lectura más detenida, dejan entrever
fragmentos de torsos humanos, cabezas, pelvis y genitales. Estas obras, inquietantes
y estremecedoras, suponen una breve pausa en la obra general del autor, creando
la impresión de que una eterna energía primaria gravita en aquellos paisajes
antropomórficos -lo que los críticos de arte han definido como ‘biomorfismo
antropomórfico’-.
Conservamos escasos ejemplos de este
efímero periplo estilístico de French. El más conocido es su cuadro titulado Nido
(Nest,
1968-69), donde una masa cartilaginosa parece mutar desde lo alto de un
acantilado rocoso. Inquietante y hermafrodita, esta extraña criatura, hecha a
partir de orificios, nalgas, rostros y espinas dorsales, parece autofecundarse
mientras empolla sus huevos sobre un nido de despojos y osamentas.
PASIÓN POR LOS HUEVOS
El huevo, como materia prima de
donde French elaborara sus pigmentos, fue un elemento ineludible en la obra de
este pintor. Convencido de su utilidad como ingrediente para acometer grandes proyectos
pictóricos, French contagió su pasión por la témpera al huevo a otros colegas,
como su inseparable Paul Cadmus. Cuando una mañana de abril del año 1947 el
escritor E.M. Foster visitó el estudio que Paul Cadmus y Jared French
compartían en Greenwich Village, el barrio gay de Nueva York, un fuerte olor a huevo podridos salía de la habitación de Jared.
Con témpera o sin ella, Jared French, que además de pinturas nos dejó espléndidas fotografías y dibujos, es un buen ejemplo de artista imaginativo, e mentalidad moderna y provocadora, aunque nunca renegó del
todo de su formación clasicista. La evolución de su estilo partió de un tipo de
pintura particularmente figurativa y realista, a la que fue incorporando posteriormente
ingredientes psicoanalíticos, hasta convertir el cuerpo humano en un laboratorio
de simbología y espiritualidad, no exclusivamente volcado a lo carnal.
Extraña, y a veces inquietante, la
obra de French sondea el estado más profundo de la psique humana, salvando el
límite que existe entre lo real y lo racional, hasta convertirse en un
atractivo irresistible para el espectador, que asiste atónito a esa misteriosa sensación
mágica que desprenden sus cuadros. A pesar de que en 1967 recibió una
subvención concedida por el prestigioso National Institute of Arts and Letters,
French perdió pronto el favor de los críticos y coleccionistas de arte, razón
por la cual marchó de su ambiente neoyorquino para vivir las dos últimas
décadas de su vida en la Ciudad Eterna, casi como un verdadero eremita. Allí,
en Roma, le sobrevino la muerte, a principios del año 1988.
Aunque su vida personal y artística estuvo
íntimamente ligada a la de Paul Cadmus, la obra de Jared French, en su
conjunto, se nos muestra a día de hoy independiente y positivamente valorada,
como una muestra auténtica y excepcional
del arte pictórico del siglo XX.
Jared French, por PaJaMa
OBRAS PRINCIPALES DE JARED FRENCH
Monk's Dream, 1932
Urban Beach Scene (1934)
Mealtime, The Early Coal Miners, 1936
(Estudio del Mural para la Oficina Postal de Plymouth, Pennsylvania)
Smithsonian American Museum of Art, Washington, D.C.
Chess and Politics, 1936-39
Cavalry Men Crossing a River, 1939
Summer's Ending, 1939
Washing The White Blood From Daniel Boone, 1939
Glenway Wescott, George Platt Lynes And Monroe Wheeler (tríptico), 1940
Woman, 1940
Crew, 1941
Homesickness, 1942
Music, 1943
Strange Man, 1943
Shelter, 1944
Women And Boys, 1944
Elemental Play, 1946
Learning, 1946
Smithsonian American Art Museum, Washington, D.C.
State Park, 1946
Whitney Museum
of American Art, Nueva York
The Double, 1946
The Sea, 1946
Evasion, 1947
Cleveland Museum of Art, Cleveland, Ohio
Prose, 1948
Raw Glass Between, 1948
Mirror, 1950
Nude and Dress Suit, 1950
Smithsonian American Art
Museum, Washington, DC
Division, 1951
Coup de pied, 1953-59
The Rope, 1954
Business, 1959
The French Island, 1962
Seat By The Sea, 1965
Smithsonian American Art Museum, Washington, DC
Nest, 1968-69
Sin título (hacia 1965-69)
Face To Face (sin fecha)
The Athlete (sin fecha)
Three Women And A Lifeguard (sin fecha)
OTRAS OBRAS DE JARED FRENCH
Ted, 1954 (vista frontal)
Portrait of Margaret French (sin fecha)
Composition (sin fecha)
Desnudo frontal (sin fecha)
Hombre sentado, 1954
Desnudo masculino (sin fecha)
témpera sobre papel
ESTUDIOS Y DIBUJOS DE JARED FRENCH
Figuras sentadas a la mesa en una sala de baile, 1935
Estudio para Washing The White Blood From Daniel Boone (hacia 1939)
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